¿Se puede gestionar el conocimiento?

Gran cuestión la que se nos plantea a menudo en un amplio universo de organizaciones, cuya respuesta es que “el conocimiento NO se puede gestionar”. Sin embargo, SÍ es posible gestionar el trasvase de información entre personas mediante diferentes metodologías, ya sean presenciales o virtuales, facilitando pasar a la acción y mejorar nuestra actuación profesional.

EL QUÉ

¡El conocimiento NO se puede gestionar! Se pueden gestionar las personas y la información y habilidades que éstas poseen. Pero el conocimiento es un intangible.

Lo que SÍ es posible gestionar es el trasvase de información entre personas mediante diferentes metodologías, consiguiendo un aprendizaje que se transforma en conocimiento cuando se pasa a la acción, a la práctica, cuando el conocimiento adquirido nos permite mejorar nuestra actuación profesional.

La «gestión del conocimiento» se basa en la cultura organizacional, y tiene como objetivo facilitar la trasmisión de información y habilidades de los empleados, de una manera sistemática y eficiente. El enfoque de la gestión del conocimiento como cultura organizacional, pasa por rediseñar los procesos internos de formación, definir nuevos modelos de aprendizaje y crear vías para materializar el conocimiento intangible.

EL CÓMO

Por tanto, hablamos de personas, de trasmitir, de compartir, y para ello debe haber plataformas de encuentro, ya sean presenciales o virtuales, que permitan poner en práctica metodologías de conexión de conocimiento entre personas.

Estos espacios compartidos, bien dirigidos, aportan un alto valor añadido para la organización en la medida en que se consigue crear situaciones en las que se experimenta un reto, en que es posible y atractivo para las personas aportar su conocimiento para mejorar algún aspecto concreto. Paralelamente, las personas sienten interés en adquirir o mejorar sus conocimientos, ya sea a través de otras personas o mediante contenidos ya estructurados de aprendizaje.

Para ello, es clave conocer muy bien a las personas de la organización, tener un mapa de qué personas poseen qué conocimiento, lo que nos llevará, mediante prácticas adecuadas, a poder concretarlo y transmitirlo. Un buen ejemplo se basa en el desarrollo y la promoción de autores y formadores internos.

En este sentido, las universidades corporativas son una herramienta fundamental, tanto por su potencia en facilitar contenidos de aprendizaje como por su facilidad para crear espacios compartidos virtuales en los que es posible dinamizar y guiar el intercambio. Para conseguirlo, es básico un buen diseño de estas prácticas, con unos objetivos claros y una visión de lo que se espera conseguir una vez finalizadas.

EN CONCLUSIÓN

La gestión del conocimiento supone una nueva cultura empresarial, una manera de gestionar las organizaciones que refuerza a las personas como el principal activo y sustenta su poder de competitividad en la capacidad de compartir la información, las experiencias y los conocimientos individuales y colectivos.

Xavier Vives, Consultor Senior Onplus

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