4 elementos básicos para el éxito de un proyecto de formación y desarrollo
En el mundo globalizado actual, el tiempo tiende a cero, las distancias se diluyen, las crisis políticas y económicas azotan el planeta y la irrupción de nuevas tecnologías es constante. Si todo está cambiando, ¿tiene sentido seguir diseñando procesos formativos del mismo modo que se hacía en el siglo pasado? La respuesta parece obvia, no podemos seguir entendiendo el aprendizaje en los mismos términos.
A este cambio constante hay que añadirle las restricciones presupuestarias de los últimos tiempos, que acaban condicionando el diseño y el alcance de los programas de formación en las organizaciones. La consecuencia de este hecho es que, en muchos casos, no se desarrollan de manera adecuada los elementos clave que ayudan a que el proyecto tenga un impacto relevante en los colectivos formados y, por lo tanto, en la propia organización.
Por lo general, en muchos proyectos de formación se prioriza la transmisión y adquisición de “nuevos conocimientos” por encima de la capitalización del “conocimiento organizacional”, adquirido a través de la experiencia. En esta línea, los elementos clave que mostramos a continuación, no van ligados tanto al “conocimiento” que deseamos transmitir, que puede ser accesible a lo largo del tiempo en multitud de formatos y a través de diferentes medios, sino más bien a la “generación de acción” en los participantes. Se trata de que ellos mismos puedan hacer “aflorar y reconocer el know-how organizacional” y transferirlo a sus puestos de trabajo, que es lo que nos ayudará a crear una cultura de aprendizaje sólida, afianzar hábitos y homogeneizar formas de hacer. Veamos cuáles son:
1. Comunicación de alto impacto
En la actualidad, la mayoría de los colaboradores están saturados de trabajo, y es fundamental generar expectativas y ofrecer una percepción de valor a los participantes antes de convocarlos a cualquier proceso de formación, con el fin de conseguir la motivación y el compromiso necesarios para el éxito del proyecto.
2. Compartir conocimiento y generar buenas prácticas
Siempre se ha dicho que la mejor manera de aprender algo es tener que explicarlo, así que ¿por qué no motivar a los participantes para que compartan sus conocimientos, inquietudes y experiencias, y generen un documento de “buenas prácticas” que pueda servir para inspirar a otras personas de la organización? La experiencia nos dice que, en la gran mayoría de las ocasiones, un documento de buenas prácticas generado internamente tiene mucha mayor percepción de valor que cualquier guía o listado aportado por una persona externa.
3. Atender tanto necesidades grupales como individuales
Normalmente, los proyectos de formación corporativa se realizan organizando grupos y con actividades pautadas que son gestionadas por uno o varios tutores, pero no todos los participantes tienen el mismo nivel de partida ni las mismas experiencias o capacidades para poner en práctica lo aprendido. Por ello, es muy importante tener en cuenta las necesidades individuales de cada participante. Actualmente, la tecnología nos ofrece gran variedad de herramientas para atenderlas y permanecer en contacto con los participantes durante un periodo de tiempo más prolongado.
4. Ayudar a la transferencia al puesto de trabajo y consolidar el aprendizaje
Por muchos “role play” o simulaciones que realicemos, es muy difícil consolidar conocimientos o cambiar hábitos sin una estrategia de acompañamiento continuo al participante. Esta estrategia le recordará lo aprendido y le apoyará en el día a día para dar respuesta a las situaciones que se le presentan, que, en la mayoría de ocasiones, tendrán condicionantes diferentes a los trabajados en la formación previa.
En ONPLUS ayudamos a las organizaciones a definir proyectos de desarrollo, que tienen muy presentes estos 4 elementos.
No dudéis en poneros en contacto con nosotros, y os propondremos una solución adaptada tanto a vuestras necesidades como a vuestro presupuesto.
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